Resiliencia

Melillo y Suárez (2002), en una de sus investigaciones recaban las características esenciales internas de una persona resiliente:
Entre estas destacan que se debe ser solidario, se debe implementar  la conveniencia estratégicamente, siendo asertivo y controlando sus impulsos, otro aspecto importante es que se deber ser sociable y manejar el sentido del humor, poseer  inteligencia emocional para evitar negativos dentro del entorno, se debe de mostrar siempre positivo al emprender acciones, el ser dócil y tener una buena habilidad para captar y conectar nuevos conocimientos, aplicando   la automotivación y reconociendo sus propias competencias para poseer autoconfianza.
Por  lo tanto se puede decir que ser una persona resiliente trae muchos beneficios en el entorno laboral y en la vida en general, entre los beneficios entran tener una mejor autoimagen, ser menos autocrítico, actuar con  optimismo, afrontan los nuevos retos, además sin persona más sanas físicamente, lo que es un factor importante para tener más éxito en el trabajo o estudios, están más satisfechas con sus relaciones interpersonales y están menos predispuestas a la depresión.
Además, también existen factores ambientales que favorecen y estimulan las características concernientes a la resiliencia.  El establecimiento de vínculos estrechos hacen que el contexto que estima y alimenta a las personas, fomenten la educación y así obtener un entorno  cálido y de apoyo, no crítico.
Relacionar con límites establecidos con responsabilidades compartidas y un compañerismo y apoyo mutuo.
Se preocupa por las necesidades e intereses de los demás, ve entorno con expectativas positivas y realistas, suscita el logro de metas,  promueven los valores social, se maneja con liderazgo transparente y positivo y se valora el potencial de las personas.

Referencias:

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