Techo de cristal, una realidad de la que muy pocas veces se habla

Techo de cristal y suelo pegajoso una realidad de la que muy pocas veces se habla


Los estereotipos se dan desde la familia, ya que consideran al hombre como el único proveedor económico del hogar y la mujer como encargada del quehacer y del cuidado de sus hijos, son considerados así porque el hombre debe ser el fuerte, rudo o “macho” para proteger a la familia y la mujer debe ser sensible, delicada, etc., que le permita atender a su familia. La mujer se vuelve proveedora cuando el hombre llega a perder el empleo, cuando no alcanza solo con un sueldo, o bien cuando hay ausencia de hombres (separación, muerte, etc.), entre otros.

Es lógico pensar que esto pasa aún hoy en día, porque es parte de la educación que se sigue dando como cultura en México, así como en otras partes del mundo. Y es que todos notamos la clara diferencia que se empieza a hacer incluso antes del nacimiento del niño o niña, se piensan en los juguetes que le van mejor a uno que a otro, en los colores que deben usar, los roles dentro de los juegos, o la frase de las niñas no juegan cosas de niños porque ellos son más fuertes. Desde esa edad se empieza a formar el esquema de que las mujeres son débiles y con menos capacidad para mandar o para hacer cosas que los hombres también hacen.

A pesar del avance en cuestión de información, las mujeres siguen enfrentando estereotipos de género, discriminación y prejuicios sobre todo en cuanto a las expectativas o virtudes que la sociedad exige a las mujeres, desde cómo deben lucir (“usa maquillaje, pero luce natural”) hasta cómo comportarse en el trabajo (“actúa como una dama, pero piensa como un jefe”).

Por lo anterior, en los trabajos aún se cree que los hombres son mejores como directivos, asumiendo que las mujeres al tener familia le darán más prioridad e incluso abandonaran a la organización, además que, durante el embarazo no pueden estar expuestas a diferentes actividades laborales y generan “más gastos” a la organización por su incapacidad de maternidad, cuidados infantiles, mayor ausentismo, etc., además suelen ser consideradas poco ambiciosas, incapaces de liderar y que invierten el mínimo esfuerzo.
Es sorprendente como el lugar de trabajo es uno de los sitios más notorios donde se les dice a las mujeres cómo deberían ser; si una mujer sigue los consejos que se suelen dar a los hombres, la critican porque ella no es un hombre y por lo tanto no debería hacer lo de uno, en todo caso ella debería hacer las cosas como una mujer lo haría.
A las mujeres en puestos de poder se les califica con palabras que nunca se usarían para un hombre: mandona, neurótica, pesada o complicada; en otros casos les dicen frases como “deberías estar en tu casa cuidando de tu familia”, “esto es un trabajo para hombres” ó “a mi una mujer no me va a decir lo que debo hacer”.

El suelo pegajoso en algunas ocasiones es el primer escalón del techo de cristal, ya que las mujeres sufren de discriminación en sus centros de trabajo desde los puestos más básicos en sus lugares de trabajo. Como se explicó antes, las mujeres tienen que enfrentarse a estereotipos por el simple hecho de ser mujer, desde que no es apta para ese tipo de puestos o que su lugar está en la cocina o en el hogar atendiendo a la familia. En el techo de cristal las mujeres ven dificultades para poder crecer de manera profesional y así tener acceso a puestos a nivel ejecutivo por que de igual manera se enfrentan a estos estereotipos, desde que no pueden realizar ese tipo de tareas o inclusive que un hombre las desarrollaría mejor. En algún momento puede que las mujeres hagan suyo estos estereotipos a pesar de tener todas las herramientas para poder desarrollarse de igual manera o inclusive mejor que un hombre en puestos similares.

En el suelo pegajoso generalmente las mujeres sólo acceden a trabajos o tareas que se encuentran en la base de la pirámide económica, dedicándose a trabajo doméstico, conyugal y maternal. De igual manera puede notarse este fenómeno en profesiones que son estereotipadas exclusivamente para mujeres en los que son menospreciados y puede verse cierta desigualdad, desde el trato hasta en el salario recibido por las actividades que desempeñe.

Referecia


Fischer, L., & Ursul, J. (2015). Percepción del rol que desempeñan las mujeres en puestos directivos. Recuperado 6 marzo, 2019, de http://congreso.investiga.fca.unam.mx/docs/xx/docs/11.11.pdf

Comentarios

Entradas populares